Todos somos algo animales

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Ayer tuve un día animal. Estaba de viaje por Huancavelica y en el camino hacia Castrovirreyna  el guía de turismo empezó a hablar de los animales que pueblan la zona. Habló de las vizcachas y lo asustadas y huidizas que son, “Nunca caminan tranquilas”, dijo, “… siempre están corriendo asustadas como previendo lo peor”. Habló de la huachua, un pájaro que vive en los humedales cerca de las lagunas, “Son los animales más fieles,  siempre están en pareja y si uno de ellos muere, el otro se queda sólo, nunca forma pareja con otro”.  Esta información me hizo pensar en la maravilla de la  vida,  en la evolución de las especies y en cómo es que los animales se nos parecen tanto y como nosotros nos parecemos a ellos. En algún momento de la vida, los animalitos parecen ser más evolucionados que los humanos y en muchas oportunidades son los hombres los que reaccionan como las bestias.
En el camino de regreso, por la carretera nos encontramos  que unos caballos iban por delante, al oír la bocina del auto, los animales inmediatamente se apearon a un costado para dejarnos pasar. ¡Qué nobles, educados y respetuosos son! pensé, cómo saben que el hombre es superior. Unos kilómetros  más adelante nos encontramos con unos veinte burros que ocupaban toda la pista, aunque tocamos la bocina, los animales no parecían escuchar, hizo falta que el hombre que los llevaba los saque de la pista a latigazos, qué diferentes a los caballos pensé, parecen sordos, tontos, retrasados, burros pues. Recordé un dicho popular que dice “Burro nació y burro se queda”.
Por todo el camino en los prados junto a la carretera había muchas alpacas, vi cientos de ellas, estaban por todos lados, había adultas y pequeñas, marrones y blancas. Me di cuenta como  calculaban que el automóvil esté cerca de ellas, pero no tanto, para cruzar cerca, como para decir, estoy acá, este es mi territorio y tú qué haces acá, son animales muy curiosos y la expresión de su mirada es tan clara que inmediatamente sientes que parecen preguntarte quién eres tú y qué haces por esos espacios que antiguamente les pertenecían sólo  a ellas.
Fue un viaje enriquecedor, el entorno me ayudó a reflexionar sobre nuestra presencia en el planeta. Los minerales, vegetales, animales  y los hombres estamos juntos aprendiendo los unos de los otros y aunque  los seres humanos parecieran ser  los superiores, en realidad sólo están en otra etapa de evolución. A nivel físico, los hombres ya avanzaron, a nivel de las emociones también,  ya las conocen todas, aunque no las dominan porque por momentos siguen sintiendo como animales; pero, existe una gran diferencia, sólo los hombres tienen la libertad de elegir ser mejores, los animales todavía viven dominados por sus instintos y están condenados a actuar igual hasta que estén listos  para pasar a una siguiente oleada de vida, la de los hombres.

A los hombres les toca lo mismo, algún día estarán listos para una siguiente etapa, entre tanto lo que corresponde es esforzarse por ser mejores seres humanos, dominar a las emociones y a la mente y que no sean ellas las que dominen. La misma vida va enseñando, es como una maestra buena, cómo dice el dicho “Te da, te quita, te quita y te da” y es así como se va aprendiendo.  

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